lunes, 13 de septiembre de 2010

NIÑOS SUPER DOTADOS

Lo primero que es necesario es
distinguir entre precocidad y/o
capacidad elevada y superdotación.
Muchas veces, y generalmente inducidos por nuestro orgullo y amor paternos, vemos todas las actitudes de nuestros hijos como índices de una capacidad fuera de lo común. Sin embargo, es importante no apresurarnos afirmando que nuestro hijo es superdotado y actuando en consecuencia, por dos motivos principales: por un lado, porque, como consecuencia de una suposición, podríamos presionarlo o alentarlo a hacer cosas para las que no se encuentra mental ni físicamente preparado y, por otro, porque estaremos depositando en el y en nosotros mismo expectativas que no serán cumplidas y, por lo tanto, generarán un círculo de frustración que puede tener efectos negativos en nuestro hijo y en la dinámica familiar.

Una vez que sabemos efectivamente que nuestro hijo es superdotado, comienza un nuevo camino
. Algunos padres, se sienten orgullosos y felices por esta características especial que presenta su hijo/a, mientras que otros se sienten incómodos o preocupados al respecto, sobre todo por el desconocimiento y los temores que siempre despierta lo diferente. Por eso, es fundamental que trabajemos en informarnos y en aceptar esta condición como parte natural y potencialmente positiva.
Es imprescindible la estimulación temprana.
Esto quiere decir, proveerles herramientas y darles los espacios adecuados para que puedan ir desarrollando plenamente sus capacidades, pero sin apuros, presiones ni exigencias.
Los niños superdotados tienen muchos intereses y necesidades intelectuales, por lo que es aconsejable que se los acompañe y se los ayude a encontrar material adecuado para explayarlas adecuadamente. También es importante compartir con ellos sus momentos de investigación.
Generalmente son niños muy curiosos y expresan esta curiosidad permanentemente, por lo que la paciencia en los cuestionamientos y preguntas es un ingrediente necesario en estas familias.

Otro punto a tener en cuenta es trabajar en conjunto los aspectos emocionales; sobre todo aquellos relacionados con las relaciones vinculares, la autoexigencia y la tolerancia a la frustración. No ser nosotros mismos sobre exigentes con ellos, en lo que respecta a su rendimiento y desempeño.

Nunca debemos olvidar, principalmente si tenemos otros hijos que no son superdotados es que, como cualquier otro niño, el niño superdotado necesita de reconocimiento y aliento. Que sea capaz no quiere decir que no necesite de los mismos cuidados, atenciones y mimos que cualquier otro de su edad.

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