jueves, 1 de septiembre de 2011

NIÑOS ESPECIALES



El Centro de Enseñanza Especializada (CEDENE) llena un vacío en la educación dominicana respondiendo a las necesidades de niños con condiciones especiales como autismo, hiperactividad, deficiencia de aprendizaje o síndrome de Down.


¿Qué hacer cuando se advierte en un hijo un comportamiento que no es normal para su edad? Para la mayoría de los padres, reconocer que su hijo padece alguna condición especial como síndrome de Down, autismo, trastorno de hiperactividad o déficit de aprendizaje, puede resultar traumático y desesperanzador. No obstante, para los niños siempre hay una esperanza y lugares como el Centro de Enseñanza Especializada (CEDENE) se encargan de fomentarla.

En este centro, los niños que sufren de las condiciones antes mencionadas pueden lograr grandes avances en su comportamiento, lenguaje, motricidad y educación, de manera que puedan aprender a disfrutar de una vida social

normal junto a su familia.

“Somos la primera escuela que trabaja con la inclusión de niños con discapacidades en un aula regular”, afirma Miriam Garate, psicopedagoga y directora de CEDENE. Allí trabajan con niños autistas de alto funcionamiento, con déficit de aprendizaje, con síndrome de Down e hiperactivos. El método empleado motiva primero la integración del niño, mediante el reconocimiento de conductas normativas, de sus familiares, de su cuerpo y de su entorno; para luego trabajar la parte pedagógica, como el desarrollo del habla y la escritura, y todo lo que tiene que ver con su alfabetización.

La educación es personalizada. Los niños ingresan al CEDENE antes de que se inicie el año escolar, de manera que sus maestros puedan conocerlos y saber las necesidades que tendrá durante el próximo año y el programa que deberá desarrollar para lograr el objetivo propuesto.

“Aquí no se enseña una lección igual para todos, sino que la maestra tiene la responsabilidad de desarrollar una técnica conveniente para cada uno”, agrega Garate.

Además, el papel de los padres es muy importante. Cada niño tiene un registro diario donde al padre se le escribe lo que ha hecho durante todo el día, sus progresos y sus tareas, para que puedan ayudar a trabajar los objetivos para cada semana.

Los niños suelen integrarse al Centro de Enseñanza Especializada alrededor de los 3 ó 4 años de edad que es cuando los padres se dan cuenta claramente de que su hijo padece una condición especial. Luego de que pasan los procesos de adaptación, psicomotricidad, integración y alfabetización, se evalúan sus posibilidades de ingresar a una escuela de educación regular.

Cuando llega el momento de dar ese paso, la misma Miriam Garate se encarga de asesorar a los padres para referirles una escuela adecuada. “No envío un niño a un colegio sin conocer el colegio y sin hablar primero con el director, para saber si puede y si se compromete con las necesidades de nuestro niño. Durante el primer año tengo un contacto directo con ese niño, y por lo menos mensualmente hablo con la maestra para saber cómo va reaccionando y voy ayudando en la formación de programas para que se integren. ¡Después, ya volaron!” “A fin de cuentas- dice Miriam- nuestro éxito está marcado no por los niños que ingresan, sino por los que se van”.

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