Natación: Una actividad divertida y estimulante
Haz que tu hijo practique esta divertida y estimulante actividad
En temporadas de intenso calor, la idea de refrescarse en una alberca es genial. ¡Y como no! Si la sola idea de entrar en contacto con el agua es sumamente relajante.
Y por si fuera poco, el agua es además, un elemento de diversión y estimulación, especialmente para los niños. Seguramente has visto cómo un pequeño se lanza a la alberca una y otra vez, nadando de un lado a otro, zambulléndose y volviendo a salir a flote en la superficie ¿divertido, no crees?
Practicar natación tiene grandes bondades a parte de la enorme diversión. Al niño le enseñan la supervivencia en otros medios como el agua, aprende a respirar y a perder el miedo al agua, entre otras cosas más.
Por ejemplo en los bebés, la natación es una excelente forma para estimularlo. Una opción para lograrlo es a través de las clases de matronatación, que se define como una actividad, un juego, un placer y un estímulo en relación a una experiencia afectiva con los padres y en un entorno acuático.
Esta actividad estimula el aspecto fisiológico (coordinación, equilibrio, fuerza, etc.), psicológico (seguridad, autoconfianza, atención, independencia, etc.), y el social (inicia el proceso de socialización, amplía el horizonte de juegos compartidos, introduce conducta de autocuidado).
Aunque aprender a nadar puede hacerse en cualquier época del año (siempre y cuando la alberca esté techada y cuente con agua templada), la mayoría de las mamás recurren a la época de verano para inscribirlos en sus clases de natación.
¿Sabías que lo que se llama natación para bebés, poco tiene que ver con lo que conocemos aprender a nadar? Esto porque el planteamiento de “aprender a nadar” se da a partir de los 4 años.
Antes de esa edad, los niños son demasiados pequeños para desarrollar su autonomía en el agua y adquirir los movimientos de la natación como tal. Cabe aclarar que una cosa es el disfrute y el dominio del medio, y otra cosa muy diferente aprender a nadar.
Los bebés desde que nacen están perfectamente dotados de una variedad de reflejos primarios que hacen posible el desarrollo de una conducta adaptada al medio en que se desenvuelven. Sin embargo, es posible que pueda desenvolverse bien en el agua, pero no es conveniente antes de los 6 meses de edad introducirlo a una alberca o piscina.
¿La razón? Los expertos mencionan que es a partir de esa edad en que la piel del bebé está preparada para entrar en contacto con el agua clorada de una alberca, o resistir exposiciones al sol, sin que le cause algún daño.
Así que ya sabes, si tu bebé cuenta con la edad suficiente, comienza desde temprana edad a practicar esta divertida actividad.
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