Es «una epidemia». Y como tal y hay que combatirla y prevenirla. El tabaco mata a alrededor de 400.000 personas cada año, siendo la primera causa de muerte prevenible en el mundo. Cada vez hay más información sobre sus perniciosos efectos, lo que empuja a los fumadores a buscar ayuda para dejar su adicción. A esto también ha ayudado la crisis económica y la subida del precio del tabaco. Y el golpe de gracia parece haber sido la ley antitabaco, que ha terminado de lanzar a muchos valencianos a dejar de fumar.
Más de tres millones de españoles van a intentar acabar con este vicio en los primeros meses de 2011. La cifra gana peso si se hila al dato de que en España hay 10 millones de fumadores, con lo que casi un tercio pretende añadir el ex a su condición. No serán muchos los que triunfen. Uno de cada cuatro sólo aguantará un día. El 40% no llegará a la semana. Y sólo un 12% dará la espalda al tabaco durante tres meses. Al final, el porcentaje que alcanza su objetivo no llega al 5%. Que nadie desespere. «Cada intento es un paso más hacia el éxito», aseguran los entendidos. A menudo hay que reintentarlo varias veces para no volver a fumar.
La Unidad de Tabaquismo que tiene el Equipo Coordinador de Atención al Tabaquismo del centro deespecialidades de juan Llorens , en 2010 duplicó la atención al número de pacientes con respecto a 2009. Y en los últimos meses se produjo la mayor demanda tras el efecto disuasorio de la subida del precio y la ley antitabaco.
Métodos hay para aburrir, desde los más clásicos (libros de autoayuda o acupuntura) hasta algunos que parecen sacados de cualquier parodia televisiva (extractos de vísceras, cristales y minerales). Eso sí, todos coinciden en algo: su efectividad está comprobada al 100% y la adicción desaparecerá en muy poco tiempo. Mentira, claro.
«Son métodos que intentan captar gente para que deje de fumar sin esfuerzo, pero el hábito no se puede cambiar de un día para otro», afirma Javier Mataix, coordinador de la unidad de tabaquismo del departamento de Valencia del Hospital General que es tajante pues asegura que no «hay ensayos clínicos que aseguren su efectividad».
El único método con eficacia científica y recomendado por el sistema sanitario son las estrategias conductivas. Dejar de fumar de la noche a la mañana es imposible, porque no olvidemos que es «una enfermedad adictiva y crónica», en palabras de Mataix. Así pues el sistema es aprender a vivir sin tabaco, enseñar estrategias y habilidades para iniciar una vida sin fumar. «Modificar eso supone un cambio de conducta en la persona», reconoce el doctor, «pero es posible». Difícil, después de, en algunos casos, décadas fumando, pero posible siempre que haya esfuerzo y motivación por parte del paciente.
El sistema que se utiliza en el departamento de tabaquismo (único de la Comunitat dedicado 100% a esta materia) del General consiste en un tratamiento de 10 sesiones de 15 minutos. Las tres primeras son de preparación (se observa la motivación de la persona, se les prepara para el primer día sin fumar, se buscan alternativas…) Son consultas semanales. Lo primero es evaluar a cada paciente y, entonces, destinarlo a uno de los tres niveles: breve, intensivo y especializado, donde intervienen los profesionales con más experiencia.
El perfil del fumador
A partir de la cuarta semana deja ya el cigarrillo. Tras esas ocho sesiones se realizan sesiones de control al sexto mes y al año de comenzar el tratamiento. Todo ello apoyado en fármacos para aprender a manejar el deseo de fumar, pues no se elimina, aunque con el tiempo el síndrome de abstinencia es «más corto y menos intenso». Además, el tratamiento se combina con una terapia sustitutiva con parches y chicles de nicotina. Así, se duplica la posibilidad de conseguirlo.
A pesar de que la media de edad de aquellas personas que desean eliminar el hábito de fumar está alrededor de los 50 años, cada vez «hay más gente joven, de menos de 40 e incluso de 30 años» que acuden al departamento de tabaquismo para dejar de fumar. El 65% del total son hombres, y la media de edad a la que empezaron son los 17 años. Tres décadas es el tiempo medio que llevan como fumadores.
Otro dato que llama la atención es que sólo el 15% de los fumadores decide dejar de serlo por sí mismo, sin que nadie le empuje a ello. Debido a esto, el equipo coordinado por Mataix cuenta con un «protocolo específico de obligado cumplimiento, integrado en la actividad habitual» en el que, entre otras cosas, se insta a captar fumadores para que se sumen al programa. Así, los pacientes fumadores que acuden por cualquier otra razón al centro de salud pueden ser asesorados y aconsejados por su médico, si éste lo considera oportuno, para que den el paso y comiencen el proceso, aumentando su confianza para dejar de fumar.
El deseo de no sentirse esclavo del cigarrillo es otro de los motivos que impulsan a la gente a dejar de fumar, además del factor económico que se ha acrecentado en los últimos tiempos. Por ello, de la misma manera que ha aumentado el número de fumadores que quieren dejar de serlo, también han subido las ventas de la picadura de tabaco, más económica que los cigarrillos.
El año pasado, entre enero y noviembre (mes en el que aparecieron los últimos datos), se vendieron en la Comunitat cerca de 152 millones de kilos de tabaco para liar. Traducido a dinero, hablamos de alrededor de más de 90 millones de euros. Muchos de aquellos que quieren dejar de fumar recurren al tabaco en bolsas porque acaban fumando menos debido al tiempo que se pierde elaborando cada pitillo.
«Se está exportando la costumbre de otros países europeos, de fumar picadura en lugar de cigarrillos, que es un hábito que hasta hace poco no teníamos aquí», señala Manuela Gómez, cuyo estanco se encuentra en la calle Guillem de Castro de Valencia. Y pone un ejemplo: «En los Países Bajos está mal visto fumar cigarrillos».
En cualquier caso, a pesar de su aumento, las ventas de picadura siguen siendo irrisorias comparadas con las de cigarrillos, que en 11 meses del año pasado se recaudaron 1.315 millones de euros o, lo que es lo mismo, unos 400 millones de cajetillas en la Comunitat, una de las regiones más fumadoras de España. La tendencia es un reflejo a las actuaciones contra el tabaco.
De enero a julio se produjo, con algún altibajo, una subida constante, pasando de 110 millones de euros al mes en cigarillos a 134. Pero a partir de ese mes la línea comenzó a descender hasta llegar a los 112 millones de noviembre. Algo parecido sucedió con el número de cajetillas, con un pico en julio de 39 millones y medio de cajetillas vendidas y una caída hasta noviembre, un mes en el se vendió algo más de 33 millones de euros en cigarrillos. Y sólo falta por conocer el efecto de la ley antitabaco, que el doctor Mataix ya prevé que será «un empujón, una ayuda» para reducir el número de fumadores en la Comunitat. «Y ya se empieza a notar».
Mataix considera que la regulación de espacios sin humos es uno de los tres factores más determinantes para inducir a dejar el vicio. Los otros dos son el aumento del precio del tabaco y la prohibición de anuncios en los medios de comunicación. Y no lo dice Mataix, pero lo demuestran las estadísticas es que los valencianos fumamos menos que hace un año, pero, en cambio, nos gastamos más dinero en tabaco.
En la Comunitat, de noviembre de 2009 al mismo mes de 2010, se redujo la venta en 50 millones de cajetillas, pero la recaudación por la venta de cigarillos creció en 30 millones de euros. Está claro que las arcas del Estado no sufren los efectos de la subida del precio ni tamopoco losde la nueva ley antitabaco.
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