martes, 21 de junio de 2011

QUE LE PASA A LOS ADOLESCENTES


Es un tiempo de cambio y desequilibrio necesario; una fractura en el desarrollo. El adolescente se enfrenta a la pérdida de su aspecto infantil y a la irrupción de un cuerpo sexualmente maduro que todavía no puede experimentar como propio. Los hijos se quitan de encima las tutelas de la infancia en busca de un mundo propio que necesitan reconocer como suyo. Las palabras de los padres son rechazadas y éstos son destituidos de su lugar de autoridad para ser juzgados, cuando no despreciados, de manera que sienten tristeza, preocupación y desconfianza hacia sus hijos.
Abismo generacional
Una manera de negar esta ansiedad es tratar de ejercer control sobre ellos con imposiciones rígidas, pero así se abre más el abismo entre las dos generaciones. El mayor obstáculo para los padres es la resistencia a aceptar este proceso de crecimiento que implica la adolescencia. La sexualidad genital de los hijos remueve sus propios conflictos adolescentes. Esta naciente identidad confronta a los padres a aceptar el devenir del tiempo, el envejecimiento y la muerte.

Destruir para construir

Los hijos critican y desprecian duramente aquellos proyectos que sus padres soñaron para ellos. Están ansiosos y desconcertados por encontrar un camino. Es difícil para ellos compartir el mundo adulto, al que todavía no pertenecen, y es doloroso deshacerse de una infancia donde la seguridad llegaba de las voces familiares. Ahora no cuentan sus cosas en casa, esconden y preservan su intimidad como un secreto. Dejar intervenir a los padres es como depender de ellos. La protesta, la rabia y la indiferencia son maneras de enmascarar reclamos afectivos y retener la protección ante intensos sentimientos de desamparo.

Algo para pensar

La manera en que los padres otorgan la libertad a sus hijos adolescentes determina el logro de su independencia y de su madurez. Un acercamiento sincero de los padres a la fuerza creativa de sus hijos engendra diálogo y respeto. Es el momento vital de mayor riesgo para malograr o propiciar la vivencia de la libertad. A amar y a ser libre se aprende. Son valores esenciales que los hijos van descubriendo poco a poco y deberán proteger y cuidar.

SEXUALIDAD Y AMOR
La cualidad apasionada y romántica del amor adolescente se fundamenta en la compensación por la pérdida de los amores infantiles. La relación amorosa es el refugio para eludir conflictos que se originaron en el seno familiar. Los nuevos destinatarios están fuera de ese círculo, de manera que se ofrece al adolescente la posibilidad de ejercer una sexualidad que no resulta peligrosa.

El enamoramiento adolescente garantiza una razón por la cual la vida merece la pena ser vivida. Según las ideas que los padres tengan sobre el derecho al amor y al sexo, así será el despertar sexual en sus hijos.

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