Mi niño tiene 16 meses y todavía sigue con el pecho. No tengo valor de quitárselo y la verdad es que ahora mismo seria mejor tanto para él como para mí. Se duerme con el pecho y de noche despierta y pasa a la cama con nosotros. No sé cómo educarlo para que sea mejor para él. Yo quiero que sufra lo menos posible pero tengo la sensación de que lo hago mal.
Flory, a muchas mamás nos pasa lo mismo que a ti: queremos que nuestros hijos no sufran, y hagamos lo que hagamos sentimos muy a menudo la sensación de no estar haciendo lo correcto.
Como madre, la lección más difícil que he aprendido es que no puedo satisfacer absolutamente todas las necesidades de mis hijos, y por tanto, no puedo evitar que sufran. Tu no tienes valor de quitarle el pecho porque tienes miedo que tu decisión sea la que le haga sufrir, le perjudique en su bienestar.
Pero en su camino hacia la madurez, tu hijo y los míos se van a encontrar con momentos de tristeza, de sufrimiento, de soledad, de inseguridad, de miedo, de dolor… que les harán valorar aún más los momentos de alegría, paz, serenidad, compañía, placer, satisfacción con los que también van a convivir. Tanto los momentos alegres como los dolorosos son necesarios para que puedan madurar de forma sana.
Claro que a los padres nos gustaría que siempre experimentaran lo positivo y muy poco lo doloroso. Pero entonces les estaríamos engañando y estafando.Una personalidad sana, con herramientas suficientes para afrontar los altibajos de la vida adolescente y adulta, no se constituye si no experimenta también momentos dolorosos, tristes, de incertidumbre, dudas, de soledad, desde su bien temprana infancia. Lo ideal como padres es poder acompañar a nuestros hijos en estos momentos. No evitarlos, pero si acompañarlos con abrazos, compañia, besos, escuchando, mimando…
La opción de dar o no el pecho y hasta qué edad es una opción muy personal y libre de cada mujer.
Si tú decides que ya es el momento de retirarle el pecho (y siéntete con todo el derecho a tener tus propios motivos), hazlo sin remordimientos ni culpabilidades. Vas a seguir cuidándolo y alimentándolo y abrazándolo y queriéndolo incondicionalmente ¿Verdad? Va a seguir siendo su mamá ¿Verdad? Pues entonces las consecuencias no son nada, nada, nada irreparables.
Pero entiende que él estará unos días (o semanas…) removido, inquieto, gruñón. Pues está pasando por uno de esos momentos no agradables que le ayudarán a crecer. Acompáñalo en su sentir, estate cerca de él sin juzgarlo, con más paciencia y comprensión. Entiende que tu peque está creciendo y el dejar de tomar teta (sea a la edad que sea) es un paso de nuestros peques hacia adelante en el camino de la vida.
No caigas en la tortura de pensar que tu peque está sufriendo por tu culpa, que tu peque está muy intranquilo y no puede dormir por culpa de tu decisión, etc.. Si te auto-torturas de esta forma no podrás acompañar a tu hijo en su camino de hacerse mayor.
Seguro que si descansas más y recuperas un poco tu espacio en la noche junto con tu pareja (y te lo dejas disfrutar) obtendrás una serenidad que le rebotará en positivo a tu hijo. Para tu hijo es mucho más beneficioso una madre relajada y contenta que tomar de la leche materna.
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