Morder es habitualmente una fase del desarrollo y es una conducta que no predice actitudes agresivas posteriores.
Aunque el morder es bastante habitual entre los niños más pequeños, evidentemente es una conducta que molesta y que es potencialmente dañina. Intentar comprender porqué los niños muerden puede ayudarnos a disminuir estas conductas y enseñarles otras maneras de expresar lo que sienten.
Los niños pequeños muerden por diferentes razones, entre ellas:
- Algunos muerden de manera experimental, a su mamá o a la persona que les hace upa… Los adultos deben comunicarle inmediatamente que eso no se hace. Estos niños suelen morder para tocar, oler, "saborear" a otra persona, es una forma de aprender y acercarse al mundo que los rodea. En el primer año de vida sienten esa necesidad de experimentar. Se les pueden ofrecer objetos y juguetes de distintos colores para que exploren. En algunos bebés la mordida puede estar motivada por el dolor de la dentición, en este caso es bueno ofrecerle algún mordisco que lo calme.
- Otros muerden por haber experimentado una frustración (cuando no logran llamar la atención de un adulto, o cuando desean el juguete que tiene su compañero…) Aunque quizás no tenían la intención de dañar a otro, los adultos deben enseñarles que esa conducta no fue adecuada. Se debe atender al niño mordido en primer lugar y luego, explicarle al niño que mordió que eso duele y no se hace. Es importante enseñarles a los niños un lenguaje apropiado para expresar lo que sienten o para obtener lo que quieren de tal manera que puedan expresarse verbalmente y no recurran a conductas agresivas.
- Algunos niños muerden cuando se sienten amenazados, y lo hacen como autodefensa. En estos casos necesitan que les brindemos seguridad. Las causas por las que el niño puede sentirse amenazado son varias: conflictos o cambios recientes en su ambiente familiar, cambios en el jardín, incluso un par que quiere el mismo juguete que él puede ser percibido como amenanzante.
- Otros niños experimentan una fuerte necesidad de autonomía y control. Cuando observan la respuesta que obtienen al morder, sienten su "poder" en la situación. En estos casos es necesario fomentar conductas sociales saludables tales como compartir, esperar su turno, agradecer…
Hay que tener en cuenta que las causas puede ir variando en los distintos episodios y momentos de la vida. Nunca hay una sola razón y como siempre decimos no existen relaciones lineales causa -efecto.
Cabe aclarar que nunca se debe responder al niño con reacciones agresivas como golpes o nuevas mordidas ya que estariamos comunicando que la agresividad es una forma apropiada de expresar las emociones.
Es fundamental trabajar en conjunto desde el hogar y desde el Jardín de Infantes, ya que de nada serviría que se intente una solución en un ámbito si esta conducta es permitida en el otro. Padres y maestros pueden trabajar para identificar las razones haciéndose preguntas como: ¿en qué momento suele pasar?, ¿lo hace con la misma persona?, ¿hubo algún cambio reciente en su vida? ¿lo hace en un ámbito y no en otros?… Así se podrá comprender al niño en su situación particular.
En la mayoría de los casos los niños que muerden lo dejan de hacer en la medida en que amplian su vocabulario y aumentan sus habilidades expresivas. Esto suele ocurrir alrededor de los tres años de edad.
Si bien es una conducta que puede considerarse esperable en estas edades eso no significa que debemos dejarla pasar. Es importante poner límites cuando sea necesario, enseñar pautas de comportamiento y sobre todo comprender al niño acompañándolo en el desarrollo de maneras saludables de expresar las necesidades y emociones.
Aunque el morder es bastante habitual entre los niños más pequeños, evidentemente es una conducta que molesta y que es potencialmente dañina. Intentar comprender porqué los niños muerden puede ayudarnos a disminuir estas conductas y enseñarles otras maneras de expresar lo que sienten.
Los niños pequeños muerden por diferentes razones, entre ellas:
- Algunos muerden de manera experimental, a su mamá o a la persona que les hace upa… Los adultos deben comunicarle inmediatamente que eso no se hace. Estos niños suelen morder para tocar, oler, "saborear" a otra persona, es una forma de aprender y acercarse al mundo que los rodea. En el primer año de vida sienten esa necesidad de experimentar. Se les pueden ofrecer objetos y juguetes de distintos colores para que exploren. En algunos bebés la mordida puede estar motivada por el dolor de la dentición, en este caso es bueno ofrecerle algún mordisco que lo calme.
- Otros muerden por haber experimentado una frustración (cuando no logran llamar la atención de un adulto, o cuando desean el juguete que tiene su compañero…) Aunque quizás no tenían la intención de dañar a otro, los adultos deben enseñarles que esa conducta no fue adecuada. Se debe atender al niño mordido en primer lugar y luego, explicarle al niño que mordió que eso duele y no se hace. Es importante enseñarles a los niños un lenguaje apropiado para expresar lo que sienten o para obtener lo que quieren de tal manera que puedan expresarse verbalmente y no recurran a conductas agresivas.
- Algunos niños muerden cuando se sienten amenazados, y lo hacen como autodefensa. En estos casos necesitan que les brindemos seguridad. Las causas por las que el niño puede sentirse amenazado son varias: conflictos o cambios recientes en su ambiente familiar, cambios en el jardín, incluso un par que quiere el mismo juguete que él puede ser percibido como amenanzante.
- Otros niños experimentan una fuerte necesidad de autonomía y control. Cuando observan la respuesta que obtienen al morder, sienten su "poder" en la situación. En estos casos es necesario fomentar conductas sociales saludables tales como compartir, esperar su turno, agradecer…
Hay que tener en cuenta que las causas puede ir variando en los distintos episodios y momentos de la vida. Nunca hay una sola razón y como siempre decimos no existen relaciones lineales causa -efecto.
Cabe aclarar que nunca se debe responder al niño con reacciones agresivas como golpes o nuevas mordidas ya que estariamos comunicando que la agresividad es una forma apropiada de expresar las emociones.
Es fundamental trabajar en conjunto desde el hogar y desde el Jardín de Infantes, ya que de nada serviría que se intente una solución en un ámbito si esta conducta es permitida en el otro. Padres y maestros pueden trabajar para identificar las razones haciéndose preguntas como: ¿en qué momento suele pasar?, ¿lo hace con la misma persona?, ¿hubo algún cambio reciente en su vida? ¿lo hace en un ámbito y no en otros?… Así se podrá comprender al niño en su situación particular.
En la mayoría de los casos los niños que muerden lo dejan de hacer en la medida en que amplian su vocabulario y aumentan sus habilidades expresivas. Esto suele ocurrir alrededor de los tres años de edad.
Si bien es una conducta que puede considerarse esperable en estas edades eso no significa que debemos dejarla pasar. Es importante poner límites cuando sea necesario, enseñar pautas de comportamiento y sobre todo comprender al niño acompañándolo en el desarrollo de maneras saludables de expresar las necesidades y emociones.
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