Al hablar de disciplinar a nuestros niños, lo que proyecta nuestro pensamiento es la imagen de los padres castigando a sus hijos, ésto es porque se asocia la idea de disciplina a algo negativo, egoísta, autoritario. Afortunadamente estos universales conceptos están en decadencia.
Pero, del mismo modo, es esencial que los padres entiendan que los niños necesitan disciplina, pero ¿qué clase de disciplina? una disciplina que los ayude a convivir, a respetar los derechos de los demás y reconocer que ellos también tienen sus propios derechos, pero también sus deberes. La palabra disciplina se origina de "discípulo", que significa "aprendiz". Disciplina significa enseñanza y preparación. Forma parte de nuestra tarea de ser padre o madre. Es una forma de transmisión de amor y de valores a nuestros hijos.
La disciplina es una manera efectiva de enseñar: conductas y hábitos correctos; maneras acertadas de expresar sentimientos; modos adecuados de jugar y compartir; valores familiares y sociales; seguridad para el niño, para otras personas y cosas.
Los padres no deben confundir nunca disciplina con castigo, ya que el castigo lo que proyecta es temor, desconfianza y lo que es más lamentable, deteriora los lazos afectivos entre padre e hijos, a la vez que siembra en los niños la semilla de violencia, abuso y agresividad. Tampoco se debe confundir la falta de castigo con exceso de permisividad. Se ha de ser firme, sin violencia.
La disciplina es un proceso continuo, que debe comenzar temprano en la vida del niño, adaptándose a su edad y personalidad. Cada niño es único. Es importante comprender el momento por el que está pasando su niño, si necesita de más suavidad o firmeza o si requiere reglas y hábitos más acordes a sus recién adquiridas destrezas.
La disciplina, en principio, ha de ajustarse a la edad del niño. Saber lo que puede lograr y lo que no. Evitar exigirle algo para lo que no está preparado. Si los padres observamos y conocemos el proceso natural de nuestro niño, será más sencillo indicarles los límites; el detener una conducta negativa en forma inmediata; explicarle como afecta su comportamiento a otros y a él mismo, haciendo así que el niño se sienta cada vez más seguro y capaz en tomar sus porpias decisiones y poder convivir en armonía con otras personas.
¿Qué sucede si no se limita la conducta? si los padres no enseñamos disciplina, nuestro hijos no aprenderán a autocontrolarse y autodirigirse, además que se les expone al rechazo, ya que la vida diaria está llena de normas y reglas que debemos cumplir para poder convivir armónicamente, y estas reglas deben aprenderse desde temprana edad.
En todo proceso de disciplina a nuestros niños se han de tomar en cuenta los siguientes aspectos:
Pero, del mismo modo, es esencial que los padres entiendan que los niños necesitan disciplina, pero ¿qué clase de disciplina? una disciplina que los ayude a convivir, a respetar los derechos de los demás y reconocer que ellos también tienen sus propios derechos, pero también sus deberes. La palabra disciplina se origina de "discípulo", que significa "aprendiz". Disciplina significa enseñanza y preparación. Forma parte de nuestra tarea de ser padre o madre. Es una forma de transmisión de amor y de valores a nuestros hijos.
La disciplina es una manera efectiva de enseñar: conductas y hábitos correctos; maneras acertadas de expresar sentimientos; modos adecuados de jugar y compartir; valores familiares y sociales; seguridad para el niño, para otras personas y cosas.
Los padres no deben confundir nunca disciplina con castigo, ya que el castigo lo que proyecta es temor, desconfianza y lo que es más lamentable, deteriora los lazos afectivos entre padre e hijos, a la vez que siembra en los niños la semilla de violencia, abuso y agresividad. Tampoco se debe confundir la falta de castigo con exceso de permisividad. Se ha de ser firme, sin violencia.
La disciplina es un proceso continuo, que debe comenzar temprano en la vida del niño, adaptándose a su edad y personalidad. Cada niño es único. Es importante comprender el momento por el que está pasando su niño, si necesita de más suavidad o firmeza o si requiere reglas y hábitos más acordes a sus recién adquiridas destrezas.
La disciplina, en principio, ha de ajustarse a la edad del niño. Saber lo que puede lograr y lo que no. Evitar exigirle algo para lo que no está preparado. Si los padres observamos y conocemos el proceso natural de nuestro niño, será más sencillo indicarles los límites; el detener una conducta negativa en forma inmediata; explicarle como afecta su comportamiento a otros y a él mismo, haciendo así que el niño se sienta cada vez más seguro y capaz en tomar sus porpias decisiones y poder convivir en armonía con otras personas.
¿Qué sucede si no se limita la conducta? si los padres no enseñamos disciplina, nuestro hijos no aprenderán a autocontrolarse y autodirigirse, además que se les expone al rechazo, ya que la vida diaria está llena de normas y reglas que debemos cumplir para poder convivir armónicamente, y estas reglas deben aprenderse desde temprana edad.
En todo proceso de disciplina a nuestros niños se han de tomar en cuenta los siguientes aspectos:
- Antes que todo: la disciplina que se aplique, deberá estar de acuerdo a la edad y capacidad del niño
- Deberá ser constante y firme: cuando diga algo, esté preparado para actuar y cumplir. Unir la palabra a la acción
- Se deben establecer reglas: antes, algo muy importante: recuerde que lo que se va a delinear es la conducta y no los sentimientos que la acompañan. Los sentimientos siempre deben reconocerse, aunque no se acepte la conducta que originan. Ejemplo: el niño lanza un juguete porque está enojado, se le debe reconocer el sentimiento de enojo, más no la conducta de lanzar el objeto. Se le debe explicar que todo comportamiento tiene una consecuencia, en este caso es que podría herir a alguien o a él mismo. En el aprendizaje de las reglas de convivencia se recomienda ir introduciéndolas poco a poco, comenzando por las más necesarias. Evite el exceso de reglas y también el ser muy permisivos. Recuerde: todo en la vida debe tener un equilibrio.
- Se deben establecer rutinas claras: horarios para cada actividad del día (comidas, bañarse, ir a dormir). No siendo tan rígidos, hacerlas dentro de determinada hora, no a una hora exacta (es imposible de cumplir por el ritmo de vida actual). Recuerde: edad del niño, personalidad y destrezas.
- No se deben hacer amenazas. Se deben hacer advertencias.
- Al definir los límites: éstos deberán ser claramente definidos por los padres y comprendido por los hijos, antes de ser impuestos como norma de comportamiento. Los límites deben apoyarse en las necesidades de padres e hijos. Deben fijarse sin que afecten el respeto y autoestima del niño, ni de los padres. Recuerde: tenga en cuenta siempre las etapas de desarrollo y temperamento de su niño.
- Luego de que su hijo entienda perfectamente lo que se espera de él, considérelo a partir de ese momento, responsable de su comportamiento. Insistiendo: en atención a su edad y personalidad.
- Se deberán ignorar, en lo posible, las conductas inapropiadas (ejm: rabietas); sólo preste atención al niño cuando esté sereno. Instruya y tranquilice a su hijo tan pronto la situación de desafío termine. Abrácelo y explíquele lo que ocurrió.
- Diferencie entre desafío intencional y la irresponsabilidad infantil. Ejemplo: olvidar, perder, derramar cosas no son desafíos y deberán manejarse lo más suavemente posible.
- No abuse del "NO". Actúe. Los niños entienden mejor la acción que el mensaje repetitivo.
- Las consecuencias deberán ser inmediatas al comportamiento ( una conducta inadecuada que sucedió en la mañana no puede ser corregida en la tarde o a las horas de haber sucedido). Las consecuencias tambien deben ser apropiadas y de corta duración.
- No olvide elogiar permanentemente a su hijo cuando hace las cosas bien.
- Se debe estimular su autonomía: bañarse y vestirse solo, que escoja su vestuario, etc. Recuerde: edad y personalidad del niño.
- No debe ser repetitivo.
- No deberá haber contradicciones entre padre y madre: los padres deben ponerse de acuerdo en la manera de cómo disciplinar a sus hijos. Ambos deben coordinarse y nunca contradecirse.
- Dediquen a sus hijos un tiempo exclusivo e individual, de calidad, sin interrupciones. Ésto fortalecerá su autoestima.
- Y recuerde siempre: AL DISCIPLINAR A SUS NIÑOS, PERMITA QUE EL AMOR SEA SU GUÍA.
Gisela Valera
Psicopedagoga
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