sábado, 11 de diciembre de 2010

FUTURA MAMÁ


¿Estoy de parto?

A todas las mamás nos ocurre. Cuando se va acercando el día D, en el que salimos de cuentas, nos entran los nervios… ¡y mejor no hablar del papá! Muchas veces son ellos los más histéricos, y los que con tantos ¿estás bien? ¿vamos al hospital? Nos ponen aún más nerviosas. Es muy frecuente confundir las molestias del final del embarazo con las del parto, por eso nos parece importante contaros cuáles son los principales síntomas de que el bebé está listo para nacer, para que os ayude a manteneros tranquilas y saber cuándo debéis ir al hospital.
Uno de los síntomas más evidentes (y que causan más confusión y dudas, por otra parte), son las contracciones. Durante el embarazo es muy frecuente sufrir contracciones, pero podemos distinguirlas por varias características: suelen ser irregulares en duración, frecuencia e intensidad, normalmente  no son dolorosas, y simplemente notamos cómo la tripa se contrae y se endurece ligeramente. Una vez que llegamos a la semana 36, a veces un poco antes, puede que empieces a sentirlas un poco más intensas, como si fueran pequeños golpecitos.
¿Y cómo distinguirlas de las del parto? Es sencillo: las falsas contracciones de parto suelen desaparecer si andamos un poco, cambiamos de posición o nos relajamos y descansamos, por ejemplo en el sofá con las piernas en alto. En cambio, las contracciones de parto siempre duelen, no ceden al descansar o cambiar de postura, y se producen a intervalos regulares durante por lo menos una hora. Así que ya sabes: si tienes contracciones dolorosas y regulares cada más o menos cinco minutos, y duran más de una hora, toca coger la maletita, ¡el gran momento se acerca!
Otro de los síntomas más obvios es la expulsión del tapón mucoso: el tapón mucoso es una especie de “moco” espeso que se forma en el cuello del útero cuando comienza el embarazo, y que sirve para aislar al bebé de posibles infecciones. Es una sustancia densa, gelatinosa, y de un color marrón sanguinolento. Hay veces en que se expulsa durante el parto, otras lo hace días u horas antes, pero siempre es un síntoma a tener en cuenta, sobre todo si va acompañada de dolores o de pérdida de sangre.

El síntoma más evidente, sin duda, es romper aguas. El saco amniótico, que contiene el líquido que protege al bebé, se suele romper durante el proceso del parto (por las contracciones), y una vez que el cuello del útero se ha dilatado, aunque también puede romperse antes (¡con el consiguiente escándalo según la situación!). En cuanto ocurra, ponte en marcha, y si el líquido va acompañado de sangre, o es muy espeso, mejor ir a urgencias.

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