viernes, 17 de diciembre de 2010

LA SOCIEDAD DE LOS POETAS MUERTOS


Un clásico del cine como es la La Sociedad de los Poetas Muertos, da a entender el valor de dar pie a nuestros sueños y la forma de poder alcanzarlos mirando el bien que hace ha nuestras almas...

Pero como en todo lo bueno hay algo que no lo es tal, un padre que desea que el sueño de su hijo se vea ofuscado sólo por la necesidad de que realice el suyo, terminando o, mejor dicho, guiando al suicidio al muchacho por sentirse acorralado entre su deseo versus el de su progenitor...

Hay muchas veces que en el transcurso de los días nos vemos rodeados de sueños propios que deseamos sean realizados por nuestros cercanos, sin siquiera preguntar los de ellos. Detengamos un momento nuestro afán de conseguir metas y preguntémosles qué desean para su destino, qué valores les gustaría recorrer y dar, qué aficiones tienen hacia el arte como ejemplo o en fin, algo tan simple como qué les gustaría comer... Es verdad que queremos lo mejor para quienes amamos, pero el amor es mas grande cuando ellos no tienen esa coraza de frustración para poder entregar.
Hay dramas en la vida, pero hay comedias que nos hacen olvidar por un instante dolores y dan paso a la vida que ya hemos logrado concebir...

Basada en un impecable guión de Tom Schulman, ganador del Oscar en 1990, la película La Sociedad de los Poetas Muertos expone el despertar adolescente al placer del lenguaje poético, al romanticismo, a la búsqueda de la identidad y la canalización de las posibilidades vocacionales.

La película se torna indispensable para docentes preocupados por la formación de niños y jóvenes, además de ofrecerles información. Asimismo, cuestiona a los padres que, aun con buenas intenciones y buscando lo mejor para sus hijos, no se detienen a pensar y sentir lo que éstos necesitan y quieren.

En el guión quedan perfectamente engarzados poemas de Walt Whitman, Henry D. Thoreau y Lord Tennyson, entre otros, así como unos diálogos verosímiles que en unas cuantas frases muestran la personalidad, los conflictos, las posibilidades y expectativas de sus personajes. El escenario es un colegio tradicional, rígido y exigente, donde el peso de la tradición gravita sobre las vidas y las conciencias de los jóvenes adolescentes, que son inscritos y presionados por sus acaudalados y severos padres.

La trama se presenta con unos leves y breves trazos, donde el conflicto queda expuesto y así conocemos a los personajes: padres, maestros y autoridades dispuestos a todo, menos a romper las reglas que han seguido por años, un conjunto de estudiantes con distintas potencialidades de pensar y sentir a profundidad, y un maestro de literatura dispuesto a abrir las mentes y los corazones de sus alumnos al goce de la lectura y la libertad de pensamiento.

El tema principal cuestiona las prácticas rígidas y memorísticas de las escuelas tradicionales, contrastadas y retadas por este exalumno convertido ahora en maestro, que viene decidido a romper dichas formas de enseñanza y aprendizaje.

Sus métodos didácticos, que de forma creativa e intempestiva, abren las expectativas de los chicos a la libertad de pensamiento y al gusto por la poesía, son dignos de tomarse en cuenta por maestros que buscan hacer de cada uno de sus alumnos personas pensantes.

El conflicto psicológico, sin embargo, no es tan sencillo como lo plantea el maestro y lleva a un desenlace trágico por lo que quedan cuestionados, no sólo la pedagogía obsoleta y la rigidez de unos padres duros y poco accesibles, sino la pertinencia y la sensibilidad que un maestro debe tener para respetar el tiempo y la circunstancia vital de sus

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