El embarazo es un estado pleno de salud pero como implica grandes cambios a veces podés sentir algunas molestias. En estos nueve meses tu cuerpo irá adaptándose a las diferentes situaciones que se irán presentando tanto física como emocionalmente.
Casi todas las embarazadas sienten en alguna de las etapas del embarazo cambios físicos menores, y en ocasiones algún malestar. Estos pueden atenuarse tomando ciertas medidas de autoayuda, pero si persistieran, podrían ser signo de algún problema más grave; en ese caso consultá a tu médico.
Muchas embarazadas reconocen que no hay nada comparado con la alegría que produce la llegada de un hijo. Cuando estés mal, pensá que dentro tuyo hay un ser chiquitito que necesita de vos para poder desarrollarse.
Mareos y náuseas
Los mareos pueden aparecer a cualquier hora del día, aunque son más frecuentes por la mañana, y en la mayoría de los casos no perduran más allá del tercer mes. No se sabe con certeza su causa, aunque se los relaciona a factores emocionales, y a la acción de una hormona: la gonadotrofina coriónica. Generalmente es por hipoglucemia (falta de azúcar), por lo general van acompañados de náuseas e incluso vómitos, salivación abundante y alteraciones en el gusto y olfato.
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Tratá de comer varias veces al día (desayuno, media mañana, almuerzo, merienda y cena), antes de sentir esa languidez, siguiendo una dieta rica en proteínas e hidratos de carbono.
- Masticá bien las comidas, en lo posible, no mezcles con líquidos.
- Tomá mucho líquido (sobre todo si vomitás con frecuencia).
- Evitá los alimentos que te provocan náuseas (verlos, olerlos).
- Tené siempre a mano, en la cartera o en la mesa de noche, algo para comer (ej.: caramelos dulces y algo salado).
- Tratá de descansar bien.
Ardores de estómago
En estos meses algunas mujeres padecen de ardores y regurgitaciones ácidas. A veces la causa es de naturaleza nerviosa. A esto hay que agregar una mayor relajación de toda la musculatura gastrointestinal provocada por las hormonas del embarazo. Esto favorece un cierto reflujo del contenido ácido del estómago.
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Fraccioná las comidas a lo largo del día. Siempre conviene que comas porciones chicas pero con frecuencia.
- Evitá los alimentos que favorecen la acidez (frituras, gaseosas, condimentos, alcohol, café, chocolate, entre otros).
- No te acostés inmediatamente después de haber comido.
- Podés probar si te resultan las infusiones de acacia, salvia, manzanilla o melisa.
- Pedile a tu médico que te recete algún antiácido.
Tensión en los pechos
Los pechos aumentan mucho de tamaño durante estos meses provocando cierta tirantez e inclusive dolor. La areola se torna más oscura y los pequeños bultos que se encuentran en ella, alrededor del pezón (corpúsculos de Morgagni) se hinchan, preparándose para la lactancia.
Para evitar que los tejidos se debiliten y favorezcan la caída del pecho después del parto y la lactancia, se recomienda cuidarlos desde el primer momento, aplicando cremas hidratantes y utilizando buenos corpiños de algodón (posiblemente aumentes hasta tres tallas en los próximos meses). Son aconsejables los del tipo deportivo.
Cansancio y somnolencia
Desde los primeros meses del embarazo vas a notar que estás mucho más cansada que de costumbre. No hay que olvidar que el embarazo es un hecho fisiológico. Todos los órganos se ven obligados a funcionar de manera distinta traduciendo esto en un cansancio general del cuerpo. Por los mismos motivos, la somnolencia será una característica que se presentará con frecuencia durante el día.
Congestión nasal
Es quizás uno de los problemas más frecuentes y molestos. Muchas veces este síntoma se ve acompañado de hemorragias nasales. Lo normal es que dure hasta el final del embarazo. Los síntomas se pueden mejorar administrando suero fisiológico por los conductos nasales o utilizando un humidificador para que el ambiente en el que estás no sea demasiado seco. Es aconsejable realizar una o dos nebulizaciones diarias.
Para evitar las hemorragias nasales no te suenes la nariz con demasiada energía. Si ocurre, intentá contener la sangre echando la cabeza hacia atrás y presionando el tabique nasal con los dedos. Si la hemorragia persiste lo mejor es llamar al médico.
Tobillos y pies hinchados
Es prácticamente normal y muy frecuente que en los últimos meses del embarazo se te hinchen los tobillos en la noche, sobre todo en los días calurosos.
En la mayoría de los casos, este trastorno no es más que el síntoma de una de las muchas modificaciones que experimenta el organismo en el curso de la gestación.
Casi el 75 % de las embarazadas lo padecen en algún momento. Se sabe que es un ligero edema producido por una acumulación de líquidos en los tejidos.
Para ayudar a combatir esta molestia es recomendable:
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No estar mucho tiempo de pie
- Sentarse con las piernas en alto
- Llevar zapatos cómodos (nunca con un tacón de más de 4 cm)
- Utilizar medias especiales para embarazadas
- Beber mucho líquido
- Poner poca sal a las comidas
Várices
Durante el embarazo los cambios hormonales provocan, entre otras cosas, la relajación de las paredes venosas. Además en la segunda mitad del embarazo la presión del útero sobre las venas obstaculiza el reflujo de la sangre entre las piernas. Sumando a esto que el flujo sanguíneo aumenta, es muy factible la aparición de várices.
En un principio las venas se vuelven visibles a flor de piel, se hinchan provocando molestias y sensación de pesadez al estar mucho tiempo de pie. Después si se agravan, pueden inflamarse.
Si bien no es común que aparezcan hasta el tercer trimestre, es mejor comenzar a prevenirlas desde el comienzo del embarazo tomando las debidas precauciones.
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Evitá ganar mucho peso, el sobrepeso favorece su aparición
- Procurá no estar mucho tiempo parada o sentada, y al acostarte, intentá que los pies queden por encima del nivel de las caderas.
- No levantes objetos pesados.
- Evitá llevar ropa ajustada. Son muy útiles las medias especiales para embarazadas ya que favorecen la circulación.
- No fumés, está demostrado que el tabaquismo favorece la aparición de várices.
- Caminá entre 20 y 30 minutos diarios. Si te divierte y tenés tiempo, nadá, ya que es un excelente remedio.
- No te des baños muy calientes. Es muy bueno pasar la ducha con agua fría por las piernas de abajo hacia arriba.
Estreñimiento
Es uno de los trastornos más comunes. El embarazo favorece el estreñimiento debido a la presión que ejerce el útero al crecer sobre los intestinos, impidiendo su actividad normal. Además, la situación hormonal del embarazo hace que la musculatura de la pared intestinal se vuelva particularmente relajada, lo que reduce la movilidad intestinal.
El trípode sobre el que se sustenta la prevención de este problema es: comer fibra, beber mucho líquido y hacer ejercicio.
La fruta, el pan integral o las legumbres son los alimentos que más fibra aportan a nuestro organismo. No es necesario tomar suplementos en pastillas. Con una alimentación adecuada y buenas cantidades de líquidos es suficiente.
Habrás escuchado alguna vez de gente que tiene la costumbre de leer en el baño. Bueno, este es un buen momento para que incorpores una mini biblioteca al tuyo, porque además de la buena alimentación, es importante que ayudes a tu organismo tomando el hábito de ir al baño todos los días alrededor de la misma hora.
Hemorroides
Como consecuencia del estreñimiento y de la relajación de las paredes venosas, suelen aparecer las incómodas hemorroides. Si bien no se trata de un problema grave, si se inflaman pueden ser muy dolorosas y pueden romperse produciendo pequeñas hemorragias. En este caso conviene consultar al médico y seguir sus recomendaciones.
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Regular la función intestinal (el estreñimiento empeora las hemorroides y viceversa).
- Es conveniente extremar las medidas de limpieza local, lavándose con agua tibia y jabón neutro.
- Para aliviar la molestia se pueden colocar compresas de agua fría en la zona y, en caso de que resulten muy dolorosas, aplicar alguna pomada de uso tópico (siempre recomendada por tu médico).
Dolores en huesos y articulaciones
El esqueleto debe adaptarse a la nueva situación. Todas las articulaciones y ligamentos se vuelven menos sólidos durante el embarazo debido a la acción de las hormonas y esto facilita las torceduras de tobillos y cosas parecidas.
La pelvis se prepara para su nueva tarea dilatándose ligeramente. Aunque sean muy pocos milímetros son suficientes para provocar dolor.
A medida que el embarazo avanza, la caja torácica se va ensanchando provocando a veces dolor en los intercostales.
Si los dolores son muy intensos comentáselo a tu médico. A veces ciertas técnicas de relajación pueden ser muy útiles. Para evitar las torceduras de tobillos usá tacón bajo y fijate bien por donde caminás.
Dolores de espalda
En los últimos meses el tamaño y peso de la panza obliga a la columna a un esfuerzo y postura distinta de lo normal. Muchas veces buscando el centro de gravedad, tomamos posiciones que no son las ideales para nuestra columna, provocando contracturas en ciertos grupos musculares.
Además, la presión del útero puede provocar ciatalgias, dolores parecidos a pinchazos que parten de la región baja de la espalda y se prolongan por la pierna.
Calambres
Pueden producirse calambres en la parte posterior de los muslos y de las pantorrillas, principalmente por las noches. Las causas de los mismos pueden ser el cansancio, modificaciones circulatorias, o carencia de ciertas vitaminas u oligoelementos como calcio o magnesio.
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Evitá poner los dedos en punta al estirar las piernas ya que esto puede producir un calambre.
- Los masajes y fricciones en la zona afectada pueden ayudar.
- El calambre se puede eliminar apoyando una mano debajo de los dedos del pie y tirando hacia arriba.
- Se puede aumentar la dosis de calcio ingiriendo más lácteos (leche, yogurt).
- Existen comprimidos con magnesio, pero siempre consultá a tu médico antes de utilizar estos productos.
Contracciones uterinas
Las contracciones uterinas suelen producirse en, prácticamente, todas las fases del embarazo. La panza se endurece y aparece una sensación de pesadez en el bajo vientre. A medida que se acerca el momento del parto, las contracciones son más frecuentes, inclusive en serie, pero sin dolor.
En todo caso siempre es bueno consultar con el médico, ya que si llegan a resultar peligrosas para el embarazo, recetará un tratamiento para prevenirlas y suavizarlas.
Es importante aprender a reconocerlas. Además hay que contar cuántas veces al día se producen y saber describirlas para poder precisar detalles al médico.
Insomnio
Hay muchos motivos que pueden dificultar conciliar el sueño; la llegada de un bebé da cierta ansiedad e incertidumbre. Además a partir del quinto mes es bastante frecuente que se presente un poco de insomnio. El bebé aprovecha el momento de descanso de mamá para estirarse, patear, etc.
También existe la posibilidad (no ha sido probada aún) de que el sueño se vuelva más ligero, preparándose para la etapa posterior al nacimiento, siguiendo los ritmos impuestos por la lactancia y el cuidado del bebé.
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