
Los niños después de cumplido el  primer año empiezan a vivir muchas cosas nuevas y con ellas vienen sentimientos y emociones novedosas con las que lidiar: cosas  que desean,  cosas que no se pueden tocar…Estas situaciones naturales  les generan  emociones que es necesario expresar. Pero a diferencia de  los adultos o  de niños más grandes, ellos aún no tienen aún modos de  expresarse  socialmente: sus sentimientos son explosivos. De algún modo, en esta  etapa, la rabieta es algo natural.
Aunque  sea difícil permanecer  calmos y ser pacientes cuando los pequeños  están alterados, perder  nosotros también la calma no les ayudará a  recuperar la suya. Si los  escuchamos, los respetamos y contenemos  nuestros hijos crecerán  sintiéndose a salvo en los  momentos en que se sientan fuera de control a  medida que aprendan a  comunicarse mejor y nos ayudará a comprenderlos mejor.
Tú, como mamá o papá, tienes que  ayudar a tu pequeño a lidiar con estas emociones tan grandes para su  cuerpo pequeño. Por ejemplo podemos ayudarle a que redirija estas  emociones hacia modos más constructivos. Aquí te damos algunas ideas para lidiar con las rabietas.
1. Mantén la calma. Háblale de un modo claro y lento, y sé paciente.
2. Reconoce que tu hijo se siente fuera de control, y hay alguna razón para ello. No desestimes sus emociones.
3. Adelántate a la rabieta: si tu hijo se encuentra en una situación estresante, intenta removerlo de ella.
4. Sé un refugio para tu hijo – y una fuente de consuelo.
5.   Presta atención a la dieta de tu pequeño – puede ser que un exceso de   azúcares, colorantes y conservantes nublen su capacidad de lidiar con   una situación.
6.  Sé consistente – si las pautas que has indicado  han sido rotas, no  cedas: pero comunica claramente lo que sucede y  ofrece alternativas.  “Ceder” cuando una rabieta está sucediendo evitará  que tu niño pequeño  aprenda a comunicar sus necesidades con palabras.
7.   Abraza a tu hijo y dile suavemente que vas a contenerlo hasta que  logre  calmarse. Aliéntalo, una vez que se calme, a que se exprese con   palabras. No lo hagas fuerte: simplemente contenlo y así evita que se   lastime a sí mismo.
8.  Escucha a tu niño pequeño, como lo harías  con cualquier otra persona.  Son personitas pequeñas pero inteligentes,  que aún están aprendiendo a  comunicarse, y debemos esforzarnos a  intentar comprender lo que nos  quieren decir, para que no acumulen  frustración.
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