domingo, 20 de noviembre de 2011

LAPRIMERA REGLA EN LAS NIÑAS



La menarca se define como la primera menstruación lo cual ocurre a las niñas entre los 12 y 13 años de edad, en los países desarrollados.
En nuestro país la edad de aparición oscila entre los 11 y 14 años de edad, y en menor frecuencia, a partir de los 8 años de edad, considerándose aún en parámetros normales.
Con la llegada de la menarca la mujer adquiere la capacidad reproductiva por lo que, en caso de existir relaciones sexuales, ésta puede quedar embarazada.
Sin embargo, la llegada de “la regla” no es indicador de madurez psicológica ni social para afrontar la llegada de un bebé, ya que esto no sólo requiere tener periodos menstruales.
El concebir un hijo debe enmarcarse en un contexto de desarrollo psicológico y social, además de la madurez de los órganos de reproducción.
Una mujer que recién ha entrado a la pubertad no se considera madura de órganos sexuales, ya que para esto debe alcanzar la juventud.
Es muy importante analizar la llegada de la primera menstruación y que los padres de familia aborden el tema como un cambio importante en el desarrollo y contexto general de la mujer, haciendo hincapié en el hecho de que la aparición del primer periodo menstrual da capacidad de reproducción, pero para ello debe alcanzarse la madurez total.

Menarca tardía

A los 16 años se considera la edad máxima para que aparezca la primera menstruación -siempre y cuando haya caracteres sexuales secundarios, como los montículos mamarios y el vello púbico-, y máximo a los 14 años cuando estos caracteres están ausentes.
En ambos casos es indispensable conocer la causa de la falta de menstruación. Es importante destacar que una jovencita que regla por primera vez puede después presentar ausencia de menstruación por largos periodos; en este caso deben realizarse exámenes pertinentes para determinar la causa de dicha alteración.

Cambios psicológicos

La aparición del primer periodo menstrual es un factor de riesgo para que se presente depresión en las niñas.
El cambio que experimenta el cuerpo y los cuidados que deben tomarse no son el único factor que las lleva a cambios en el estado de ánimo.
El simple hecho de que la sociedad la considere como una “señorita” trae efectos directos sobre su personalidad.
Por lo general, las niñas no están preparadas para enfrentar este tipo de cambios emocionales, y si no hay suficiente información y apoyo familiar puede haber depresión severa que amerite ayuda médica.
Es importante mantener una comunicación familiar efectiva y conviene que lo padres dialoguen al respecto.
No es un evento que sólo concierna a la madre, ya que el entorno familiar es muy importante, por lo que se recomienda que sean ambos padres quienes dialoguen con su hija y expliquen los cambios que se presentarán en su cuerpo.
Previo a la aparición de la primera regla, se observan otros cambios que marcan el inicio de la pubertad. Estos son la aparición de montículos mamarios y del vello púbico. Pasadas estas etapas podemos considerar que la llegada de la primera menstruación se presentará en poco tiempo, por lo que los padres deben estar preparados y observar el desarrollo de su hija y no deben pasar desapercibidos todos estos cambios.
Con ello me refiero a que los papás no deben permanecer indiferentes ante los cambios que nos marca el inicio de la pubertad, ya que son ellos quienes deben brindar información y confianza a su hija, para que los cambios físicos no sean motivo de preocupación y de esta manera se encuentre psicológicamente capaz de afrontar no sólo la llegada de la primera menstruación, sino todos los cambios que llegan con la pubertad y adolescencia.
Entre éstos podemos mencionar los cambios de ánimo; el deseo de conocer nuevos amigos; nuevos hábitos de entretenimiento; deseo de mayor libertad y privacidad, así como una etapa de rebeldía al no saber cómo enfrentar todos los cambios físicos y emocionales.

Infundir confianza

Todo esto trae como consecuencia que las niñas no sientan confianza para hablar de sus sentimientos. Por ello es de vital importancia brindarles confianza y afecto.
También es primordial explicar a la adolescente que los cambios que está enfrentando son sólo una etapa de desarrollo normal, que en un futuro la llevarán a la madurez tanto física como emocional. De tal manera que ella no debe sentirse avergonzada ante los cambios que experimenta su cuerpo.
Es importante recalcar que en caso de que existan hermanos en la familia de edades similares o mayores a la jovencita, se les inculque el respeto que deben mostrar ante estos cambios, ya que en muchas ocasiones la transformación física que experimentan y la llegada de la primera menstruación, son motivo de bromas pesadas, que lejos de contribuir de manera positiva, dañan la autoestima de las niñas y sólo acarrean soledad y depresión, al sentirse incomprendidas, solas y poco apoyadas por el núcleo familiar.
Esto nuevamente nos enseña que es en la familia donde se albergan las bases de un buen desarrollo psicológico, el cual está directamente relacionado con el entorno donde conviven los miembros.

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