jueves, 3 de noviembre de 2011

NIÑAS COQUETAS

Creo que mi afición la despertó mi vecina Mari. Ella tendría unos 17 años cuando yo era bebé, y siempre estaba conmigo. Me ecantaba registrar en su pequeño estuche de pinturitas...me encantaba cotillearlo todo y sobre todo me encantaba el olor de aquel cofre de los tesoros. Particularmente recuerdo esta cajita de rimel de Pinaud
No he podido encontrar ninguna foto de la cajita abierta, pero si no recuerdo mal, creo que venía en dos partes: por un lado el producto y por otro el bubillón para aplicarlo. Me fascinaba.



Mi madre siempre me ha dicho que desde muy pequeña me pintaba los labios perfectamente incluso sin espejo. Para alguien como ella, que nunca se maquillaba, supongo que eso le debería llamar mucho la atención. A ella nunca le importó que yo jugara a maquillarme, porque yo tenía muy claro que eso era solo para jugar en casa, nunca para salir ni jugar en la calle. Por eso me horroriza ver cosas como estas:


Pero no me horroriza que a las niñas les guste ir así, porque como yo y muchas otras niñas, se sentirán atraídas por las pinturitas por imitación a sus madres, hermanas, tías o vecinas. Lo que me horroriza es que las madres las inciten y las presenten a concursos de belleza. Hay demasiado tiempo para ser adulta e ir maquillada y muy poco para ser niña...pero eso es otro tema...
Ya en la adolescencia mi madre, que me conocía, me vigilaba para que no me pasara con el potingueo y fuera como una puerta al instituto. Mis primeros cosméticos para uso real,

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