lunes, 7 de noviembre de 2011

NIÑOS QUE SE MASTURBAN

¡Mi hijo se la pasa en el baño!


Apreciados Psicólogos Gessen:
Uno de mis hijos se la pasa en el baño y me tiene muy preocupada. El está bien en su rendimiento escolar. No tiene problemas con su familia, pero pienso que no es normal que una persona se masturbe a diario. ¿Es pecado? ¿Existe algún tratamiento para evitarlo? Gracias, Karla.
Entre la pubertad y el final de la adolescencia, los muchachos transitan un período de profundas transformaciones físicas. Existen tres momentos determinantes en el desarrollo sexual de los seres humanos: uno, es cuando nacemos, y se nos asigna el sexo por los genitales que tengamos; el segundo comienza entre los cuatro y seis años, cuando los niños aprenden a comportarse de acuerdo a los patrones culturales que la sociedad les enseña, como parte de su género sexual; el tercer momento es en la adolescencia, en la que el joven reafirmará y decidirá su sexualidad.
Algunos muchachos pasan por estas etapas sin problemas, y otros presentan algunos desajustes típicos de esas edades.
La masturbación
Para los adolescentes, descubrirse su identidad sexual va asociado generalmente con el encuentro de sus órganos sexuales. Pero no es durante esta fase que comienzan los ejercicios del autoplacer. Desde niños existe la curiosidad instintiva hacia los genitales. Margaret Leroy, en su libro El Placer Femenino, registra recuerdos de mujeres durante su infancia (entre los 4 y 8 años): "usaban un juguete o un oso de peluche de un modo secreto y especial. Se sentaban encima de un peluche en un ángulo particular, se colocaban una bolsa de agua caliente entre las piernas para afrontar una noche fría, se revolcaban con la almohada y se frotaban contra ella. Silvia dice: recuerdo que tenía una muñequita muy pequeña y que la colocaba en mis braguitas para que me rozara. Recuerdo haber andado así por un camino y supongo que me resultaba placentero".
También los psicólogos registran en sus consultas a madres preocupadas porque sus hijos muy pequeñitos "se masturban". June M. Reinisch en El Informe Kinsey nos dice: "A los cuatro años, la mayoría de los niños siente curiosidad sobre cómo se hacen los bebés, y han preguntado al respecto o inventado alguna historia para sí mismos que explica cómo ocurre esto. A los cinco, los niños están fascinados por diversas palabras para partes sexuales y pueden repetir chistes sobre sexo. A pesar de que por lo general no entienden qué es lo gracioso, saben con claridad que es algo tabú, un chiste sucio. A la edad de seis o siete, los niños han recogido suficiente información como para saber que los hombres y las mujeres tienen anatomías notoriamente diferentes, en especial los genitales."
Por ello, es absolutamente normal que antes de la pubertad los niños practiquen el tocarse. Alrededor de los dos o tres años los niños exploran su cuerpo, el de sus progenitores y el de sus hermanos y amiguitos. También es normal que hagan preguntas sobre su sexo, pero no las harán sobre sus juegos íntimos. El doctor John Money, director de la Unidad Psicohormonal y profesor de Psicología y Pediatría de la Facultad de Medicina de la Universidad John Hopkins, nos señala: "Es normal que muchos niños pequeños pasen una significativa parte del tiempo, a lo largo del día, tocando sus penes, en tanto las niñas pequeñas a veces se mecen hacia atrás y adelante, friccionando sus vulvas. Algunas criaturas pueden incluso masturbarse hasta el orgasmo. Unas pocas demuestran gran orgullo por haber aprendido esta nueva habilidad. El problema es que muchos adultos no se sienten cómodos con esta conducta."
El autoplacer y la curiosidad instintiva de los genitales es natural y es frecuente durante la infancia y la adolescencia. Las estadísticas del Instituto Kinsey nos demuestran que la masturbación es común entre las muchachas, aunque no se masturban tanto como los hombres. En la muestra de mujeres de 18 a 30 años de edad, en un 37% expresaron que se masturbaban durante la infancia, y más del 75% lo hicieron durante la adolescencia. En los hombres, llega a más del 54% entre los infantes y el 90% entre los adolescentes.
Muchos jóvenes están demasiado asustados o avergonzados como para hablar del asunto con sus padres y éstos, a su vez, se sienten molestos y confundidos al hablar de ello.
Manu Stuprare
Tendríamos que preguntarnos el por qué de esa vergüenza ante un hecho tan natural como la masturbación. La respuesta apunta a los años del oscurantismo medieval. Por esto, masturbación proviene etimológicamente de este término, Manu Stuprare y significa cometer una violación del propio cuerpo con la mano... Como si uno pudiera "autoviolarse".
En los Libros Penitenciales, en donde se establecían los castigos religiosos ante los "pecados", los delitos sexuales eran más del 66 % de los "pecados conocidos". Por ejemplo, se penaba con 7 años de ayuno la masturbación femenina, y entre 12 a 15 años la masculina.
El psicólogo y sexólogo Roberto Rosenzvaig indica que "en 1758, el médico suizo Tissot afirmó que la práctica masturbatoria ocasionaba no tan sólo daños morales, sino también físicos, como la detención del crecimiento, desmayos, epilepsia, histeria, ceguera, acné y locura". De lo cual, hoy en día se ha demostrado una absoluta falsedad.
Prosigue Rosenzvaig que se llegaron a diseñar bragueros metálicos, jaulas para rodear el pene con puntas en su interior, que hacían insoportablemente dolorosa cualquiera erección. Se creó una especie de detector de erecciones que hacía sonar una campana en la habitación de los padres.
En el caso de las mujeres, sabemos que distintas culturas han llegado hasta la ablación del clítoris, para que no se masturben o sientan sexualmente.
No fue hasta 1953, cuando el Primer Informe Kinsey rompe con estos mitos y publica que el 92% de los hombres y el 63% de las mujeres (para esa época) se masturbaban en la adolescencia.
La normalidad
Ahora podemos entender por qué, tanto a padres como a hijos, les es embarazoso, al menos, hablar de la masturbación. Fueron varios siglos de cultura diferente, para no llamarla anticultura, que la humanidad ha arrastrado hasta nuestros días.
La doctora Gilda Echeverría, psicóloga y terapeuta familiar manifiesta que "el autoplacer es natural, normal y frecuente durante la adolescencia. Los problemas surgen cuando los padres les dan demasiada importancia. Los castigos sólo desarrollan sentimientos de culpa que se pueden generalizar y provocar conflictos en la vida adulta. La masturbación es patológica sólo cuando es excesiva y se realiza sin tener en cuenta el mundo exterior" y Rosenzvaig concluye "...que alguien que se masturbe no es ni bueno ni malo, simplemente aflora como parte integral de las necesidades psicofísicas a través de todos los tiempos y en todas las sociedades conocidas. La única excepción es cuando no puede evitarse, o cuando es elegida excluyendo la posibilidad de mantener relaciones con otra persona". si es o no pecado masturbarse, se lo dejamos a las religiones, lo que sí sabemos es que es normal que los seres humanos lo hagan. Es una forma de reconocerse corporalmente y de descubrir la sexualidad. Es más una circunstancia hormonal, que una cuestión moral.

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