Hoy  quiero hablaros de una particular parte del mundo, una relativamente  pequeña franja de tierra que literalmente une tres países aunque  perfectamente podrían ser el mismo… no hay nada a primera vista que te  haga pensar que estás pisando la frontera de Sudán, República  Democrática del Congo y República Centroafricana.…pero ahí está. Se  trata de Ezo. Y es aquí dónde llevamos a cabo uno de los proyectos de  asistencia sanitaria en Sur Sudán en los que tengo la suerte de  participar.
Hablar de Ezo es hablar de población desplazada, campos de refugiados, necesidades básicas no cubiertas, años de violencia,  enfermedades endémicas y todos los factores comunes que os podáis  imaginar en esta situación. Sin embargo sería injusto no hablar también  de una tierra fértil, de un paisaje de una riqueza natural que  impresiona mires donde mires, hablar de historia ancestral y de  tradiciones, pero sobre todo de gente.
Podría escribir muchas páginas hablando de mis vivencias con la  población y de todo lo que me enseñan a cada momento. Creo que nunca  tendré tiempo suficiente para agradecer a estas personas las  experiencias que estoy viviendo. Aunque parezca paradójico, ahora pienso  que ellos hacen mucho más por mí de lo que yo hago por ellos. No  obstante, puedo colaborar en un proyecto que realmente marca la  diferencia en esta zona del mundo. Especialmente, y para entrar en  materia, dando asistencia sanitaria gratuita en el campo de desplazados.
Tenemos una unidad de asistencia primaria en Napere, que es como se llama este campo.,  así que voy a centrarme en explicaros una de las actividades más  interesantes que llevamos a cabo y que más impacto tienen en la  población infantil, la más vulnerable a la que nos enfrentamos. Se trata  del ‘screening’ nutricional, una evaluación del estado nutricional de una población.

No sé si habéis oído hablar alguna vez del MUAC;  seguro que muchos de vosotros sí, pero para los no iniciados, el MUAC es  un brazalete con franjas colores (del verde al rojo) que se coloca en  el brazo para medir su perímetro, un sencillo pero efectivo sistema para  valorar el estado nutricional de los niños en zonas de riesgo de  desnutrición. En pocas palabras, valorar si reciben las calorías  suficientes diariamente para mantener sus necesidades vitales cubiertas.
John y Arquetta, dos refugiados que colaboran con nosotros en Napere, son las personas que se encargan de ir de campo en campo, de tukul en tukul, avisando a las madres para que nos traigan a sus niños cada día para poder registrarlos y valorarlos.
Puede que estéis pensando en niños con caras tristes, con apenas  fuerza para andar y rodeados de moscas. Sin embargo, debo deciros que no hay uno solo que no venga riendo a  ponerse en fila, sorprendido por ver a una persona con la piel blanca  que les habla con gestos y les pone un trozo de plástico alrededor del  brazo.

Es un juego para ellos, podría decir que cualquier cosa es un juego  para estos niños que viven ajenos a la situación en la que se encuentran  y no ven más allá del día a día con sus semejantes y ocasionalmente  estos nuevos invitados con piel blanca a los que miran con cara de  sorpresa.
Afortunadamente, la mayoría de niños que hemos valorado en este campo están en la “zona verde”: esto  significa que su estado nutricional no se encuentra en peligro. Estamos  preparados también, por supuesto, para atender a aquellos que necesitan  soporte nutricional, pero esa parte os la contaré otro día. Hoy me  quedo con la satisfacción que es para nosotros ver este resultado y las  sonrisas de estos pequeños corriendo hacia nosotros.
Sin embargo la experiencia nos hace ser moderadamente optimistas ya que, como os decía antes, la situación a la que se enfrentan estos niños cambia cada día.  Hay demasiados factores que en un minuto pueden hacer que pasen al  color naranja del MUAC, zona de desnutrición moderada, o incluso a la  zona roja, desnutrición severa.
Existen aún tantas amenazas que hacen que la desnutrición sea una de  las principales causas de mortalidad infantil en el llamado “tercer  mundo”… Yo sinceramente no sabría deciros si el mundo en el que viven  estos niños es el tercero; lo que sí tengo claro es que definitivamente es otro mundo.  Otro mundo muy distinto al que estamos acostumbrados y con otros  problemas no menos graves pero muy diferentes a los que se enfrentan  nuestros niños, como son la obesidad infantil o la depresión.
Soy muy consciente que es fácil caer en la demagogia en estos casos,  por eso quiero simplemente dejaros con la idea que me llevó a escribir  estas palabras: existe otro mundo, existen niños que viven en ese mundo y  creo que es obligación de todos intentar construir uno sólo para TODOS  los niños. Seguro que nos lo agradecerán.

Desde Ezo,
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