viernes, 11 de marzo de 2011

PERMANENTE ALAGO A LOS NIÑOS

La revista New York Magazine ha publicado un artículo en el que reflexionaba sobre la actitud ante la vida y ante el esfuerzo de los niños que son siempre reconocidos como brillantes e inteligentes. Los ponía en el contexto de los niños que son animados a seguir avanzando y trabajando, reconociendo su esfuerzo y exigiéndoles siempre un poco más.
El artículo muestra como los niños, que son etiquetados como inteligentes, exitosos y superdotados sin embargo muestran poca confianza o escaso esfuerzo al realizar sus tareas escolares y abandonan cuando se sienten incómodos o simplemente no obtienen los resultados esperados.
Parece que los niños que no hacen las cosas con ganas e ilusión, porque les desagradan, y a pesar de que poseen talento y conocimiento, están menospreciando la importancia del esfuerzo. La situación empeora cuando los padres no les animamos lo suficiente y además les reconocemos el talento pero no favorecemos el desarrollo de otras competencias.
Así que el elogio permanente no parece ser bueno, más bien al contrario. Sin embargo si se le anima y agradece el esfuerzo los niños disponen de variables que pueden controlar y aprenden a gestionar sus capacidades para manejarse con el éxito y con el fracaso. El artículo indica que la inteligencia no es innata y que es el entrenamiento, el esfuerzo, el trabajo y la pasión por hacer las cosas lo que te hace más inteligente o con más capacidades para alcanzar el éxito.
La autora del análisis, a la que hace referencia el artículo, también cuestiona la autoestima cómo sistema para mejorar el rendimiento. Parece más partidaria de promocionar el trabajo, el reconocimiento y el esfuerzo. Quizá la auténtica razón del éxito es saber gestionar el fracaso porque de eso se aprende y se pueden obtener dinámicas para mejorar.
En mi opinión lo que tenemos que hacer los padres es observar a los niños, ver qué capacidades tienen, que les gusta que les cuesta más y proponer soluciones. Y apoyarse con lo que podamos en casa o en el colegio o con la familia o amigos.
Mi profesor de filosofía del colegio nos animaba a respetar todas las teorías y nos comentaba que probablemente la mejor de ellas es la que recoge lo mejor cada una de ellas. Creo que con los niños pasa lo mismo, hay que potenciar su autoestima e intentar no gritarles. Hay que felicitarles por el esfuerzo pero reprocharles cuando abandonan pronto. Hay que reconocer su talento pero también hay que ayudarles cuando no entienden algo.
Para terminar adjunto un vídeo de Carol Dweck (en inglés), la creadora de la teoría y sujeto del análisis del artículo del New York Magazine, para explicar con imágenes como los chavales son capaces de alcanzar el éxito con esfuerzo y trabajo

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