Estos son los pasos esenciales para el aprendizaje de la lengua porque para el niño muy pequeño, el lenguaje equivale a prestar atención a las palabras de los demás. Si vuestro niño no parece seguir esta característica, sería oportuno consultar al médico. Resulta difícil detectar problemas de oído en los niños. Una manera de hacerlo es comprobar si durante la normal rutina cotidiana, el niño se muestra alerta a los sonidos y trata de encontrar su origen.
Todas estas habilidades capacitan al niño para aprender a la distancia. Ya que vivimos en un mundo de espacio y tenemos que averiguar el modo de discernir distancias y tamaños, estas habilidades primeras son de vital importancia. La experiencia con personas, objetos y sonidos a la distancia proporciona al niño los ingredientes básicos para abrirse camino en el mundo físico.
La creciente conciencia que tiene el niño de sonidos y palabras, junto con su nueva capacidad motriz, le abre más oportunidades de comunicación tanto para sí como para los padres. Por ejemplo, debido a que puede revolcarse y sentarse, vosotros, cuando le mudáis, podéis decirle “rueda” mientras le ayudáis a rodar, demostrándole de ese modo lo que significa la palabra. De esta manera, acciones y palabras se juntan en su mente. Podéis levantarle una pierna y decirle, “Levanta la pierna” de modo que las acciones voluntarias del niño quedan relacionadas con las palabras correspondientes. También encontraréis que a veces tenéis que decirle, “¡Quédate quieto!”, pero eso también forma parte del proceso de crecimiento.
Dirigios al niño por su nombre o su apodo cuando le habláis. El nombre es una parte sumamente importante del ser y lo mismo sucede con vuestro niño. Durante el embarazo, pensasteis mucho sobre el posible nombre que le pondríais. Ahora usad el nombre que le habéis elegido. Aunque el niño no pueda reconocer ese nombre, eso sucederá en los próximos meses. Pero sólo puede suceder si vosotros lo habéis usado al hablar o jugar con él. No lo uséis únicamente cuando estéis enfadados o molestos y con tono duro y severo. Aseguraos de usarlo con tono cariñoso en momentos placenteros.
Todas estas habilidades capacitan al niño para aprender a la distancia. Ya que vivimos en un mundo de espacio y tenemos que averiguar el modo de discernir distancias y tamaños, estas habilidades primeras son de vital importancia. La experiencia con personas, objetos y sonidos a la distancia proporciona al niño los ingredientes básicos para abrirse camino en el mundo físico.
La creciente conciencia que tiene el niño de sonidos y palabras, junto con su nueva capacidad motriz, le abre más oportunidades de comunicación tanto para sí como para los padres. Por ejemplo, debido a que puede revolcarse y sentarse, vosotros, cuando le mudáis, podéis decirle “rueda” mientras le ayudáis a rodar, demostrándole de ese modo lo que significa la palabra. De esta manera, acciones y palabras se juntan en su mente. Podéis levantarle una pierna y decirle, “Levanta la pierna” de modo que las acciones voluntarias del niño quedan relacionadas con las palabras correspondientes. También encontraréis que a veces tenéis que decirle, “¡Quédate quieto!”, pero eso también forma parte del proceso de crecimiento.
Dirigios al niño por su nombre o su apodo cuando le habláis. El nombre es una parte sumamente importante del ser y lo mismo sucede con vuestro niño. Durante el embarazo, pensasteis mucho sobre el posible nombre que le pondríais. Ahora usad el nombre que le habéis elegido. Aunque el niño no pueda reconocer ese nombre, eso sucederá en los próximos meses. Pero sólo puede suceder si vosotros lo habéis usado al hablar o jugar con él. No lo uséis únicamente cuando estéis enfadados o molestos y con tono duro y severo. Aseguraos de usarlo con tono cariñoso en momentos placenteros.
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