Hasta los cuatro años es necesario vigilar muy de cerca a los niños  mientras comen, ya que están expuestos a la asfixia. Los niños de esta  edad no están en condiciones de cortar en trozos pequeñitos la comida y  por ello suelen tragarlos enteros, lo que representa un peligro para su  salud.
Por eso se evitarán en lo posible, aquellos alimentos que requieran  un periodo largo de masticación o que puedan provocarle ahogamiento.  Para prevenirlo, debe suministrarse los alimentos cortados en trozos que  faciliten la masticación. No se recomienda darles alimentos redondos  como los perros calientes, uvas, rodajas de zanahoria, que pueden quedar  atorados en la garganta del niño. Tampoco debe permitírseles que  corran, jueguen o rían mientras comen. 
Deberá aguardarse hasta que el niño sea un poco mayor para darle  alimentos duros y lisos como el maní, pues el tipo de masticación que  requieren, todavía no es dominado por el niño. 
Alimentos que pueden ser motivo de asfixia:
- perros calientes
- nueces
- uvas enteras
- palomitas de maíz
- dulces duros y pegajosos
- zanahorias crudas
- maní
- trozos de carne o queso.
- perros calientes
- nueces
- uvas enteras
- palomitas de maíz
- dulces duros y pegajosos
- zanahorias crudas
- maní
- trozos de carne o queso.
Asfixia en niños pequeños:
En general, los casos de aseixia   o ahogamiento en niños se deben a que algún objeto ha quedado atorado  en la tráquea impidiendo el pasaje del aire hacia los pulmones. 
La tráquea y el esófago comparten un orificio en la parte posterior  de la garganta, donde la epiglotis (solapa de cartílago) funciona como  una tapadera que se cierra sobre la tráquea cada vez que traga. De esta  forma, los alimentos llegan al esófago sin que pasen a la traquea. 
En ocasiones, la epiglotis no logra cerrarse lo suficientemente  rápido y puede llegar algún objeto a la tráquea, bloqueándola  parcialmente. Este objeto será expulsado mediante la tos, luego de lo  cual, la respiración retoma su ritmo. 
Cuando un niño se atora, siente asfixia y tose, pero puede hablar y  respirar, y es factible que logre recuperarse sin ayuda (a pesar de lo  molesto que resulte). Se recuperará en unos cuantos segundos. 
Pero en otras ocasiones, el objeto que está en la tráquea puede  bloquear la entrada de aire por completo. En este caso, se interrumpe el  flujo de aire hacia los pulmones y el cerebro no recibe oxígeno, el  niño puede quedar inconciente o sufrir daño cerebral, incluso puede  perder la vida. 
Sabemos que un niño se está asfixiando cuando:
- no puede respirar
- jadea o hace esfuerzos para respirar
- no puede hablar, llorar o emitir algún sonido
- su piel se torna rojo vivo o azul
- se toma la garganta o mueve los brazos
- está asustado
- no puede respirar
- jadea o hace esfuerzos para respirar
- no puede hablar, llorar o emitir algún sonido
- su piel se torna rojo vivo o azul
- se toma la garganta o mueve los brazos
- está asustado
En estos casos es imprescindible ayudarlo lo antes posible  solicitando auxilio médico y realizando alguna maniobra de rescate o  primeros auxilios mientras tanto (en caso de haber recibido  entrenamiento para ello).
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