jueves, 27 de octubre de 2011

NIÑOS Y ADOLESCENTES



El comportamiento del entorno familiar es determinante en el proceso de adaptación de la persona con diabetes a su enfermedad. A su vez la actitud de ésta influye en la dinámica de la familia. En el proceso de adaptación es habitual que surjan preocupaciones o dudas que suelen formularse como ¿deberé cambiar mi forma de tratarlo? ¿Tendremos que cambiar nuestro estilo de vida? ¿Podrá ir al colegio?
Hay que tener claro que al niño y adolescente hay que tratarlo como se ha hecho habitualmente y que:
Actividades familiares más usuales
Sobreprotección
Ocasiona actitudes de inseguridad y dependencia, ya que las decisiones constantes de la familia no permiten que el niño se enfrente por sí mismo a sus nuevas situaciones, por lo que hay que tener una amplia comunicación con la persona afectada y preguntar siempre en plan positivo como ¿qué tal te ha ido el día? Y no solo centrarse en los aspectos de la enfermedad ¿a cuánto estabas? ¿Te has puesto la insulina? ¿Llevas azúcar?...
Negligencia
Da lugar a niños con conductas poco responsables, que no toman conciencia de las pautas de su autocuidado, ya que la positivación de los errores, se utilizará para aprender y modificar conductas erróneas, y no para culpabilizar.
Autoritarismo
Tiende a formar personas inseguras y/o rebeldes, ya que la imposición constante de la familia o alguno de sus miembros no permite la toma de decisiones del niño o del adolescente 
Exigencia excesiva
Da lugar a individuos con un gran nivel de tensión, produciendo una obsesión sobre su autocontrol o, con actitud final de rebeldía, un rechazo absoluto. La utilización muy selectiva de mensajes prohibitivos o negativos, precisan una explicación razonada.
La actitud negociadora.
Actitud negociadora
Promueve individuos responsables y seguros ya que se comparte la toma de decisiones con el niño o el adolescente, y hay que tener en cuenta la formulación de mensajes en la misma dirección por parte de ambos padres, evitando las contradicciones ante el niño. Si existen diferencia de criterios, éstas deberán ser discutidas a priori y pactar soluciones.
En último término, el objeto principal es potenciar que el niño o el adolescente y su familia aprendan a vivir “con” la diabetes y no "para" la diabetes.

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